Patriarchal Paschal Encyclical 2020 *SPANISH
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La Iglesia Ortodoxa Serbia a sus hijos espirituales
en la Pascua, año 2020

 +IRINEJ

Por la gracia de Dios
Arzobispo Ortodoxo de Pec, Metropolita de Belgrado-Karlovac y Patriarca serbio,
con todos los Pontífices de la Iglesia Ortodoxa Serbia,
a los sacerdotes, monjes y todos los hijos e hijas de nuestra Santa Iglesia:
gracia, misericordia y paz de Dios Padre, de nuestro Señor Jesucristo
y del Espíritu Santo,

con la alegría del saludo pascual:

¡Cristo Resucitó! 

¡Hoy es el Día de la Resurrección! ¡Resplandezca¬mos con la fiesta! Abracémonos unos a otros y diga¬mos, ¡hermanos! En la Resurrección, perdonemos en todo, a los que nos odian. Y exclamemos así diciendo: “Cristo resucitó de entre los muertos, venció con su muerte a la muerte y otorgó la Vida a los que en los sepulcros yacían”.

(canto de los matutinos pascuales)

Aquí estamos, hermanos y hermanas y queridos hijos espirituales, en el triunfo y la alegría de la gran fiesta, la Pascua. Hoy es la fiesta de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. ¡Alegrémonos y regocijémonos!

La Pascua es nuestra fiesta más grande: la fiesta de la victoria de la Vida sobre la muerte, de Dios sobre Satanás, del Hombre en Cristo Jesús sobre el pecado. ¡Cristo resucitó de la muerte! Digamos esto a todos, y hagamos felices a todos, incluso a aquellos que Lo odian a Él, Dios-Hombre resucitado, y a nosotros, Su herencia aquí en la tierra. Y también digamos esto a aquellos que no creen y aún dudan de que Él es el Redentor y Salvador del mundo.

Hermanos y hermanas y queridos hijos espirituales, la esencia del misterio de la Resurrección de Cristo es que "El que es" al mismo tiempo el Hijo de Dios y el Hijo del hombre, ya en el Viernes Santo, y finalmente en el Día de la Resurrección, derrotó a Satanás por su autoridad y fuerza.

La muerte y el infierno son derrotados. El Santo Apóstol Pablo en éxtasis triunfal, pregunta: “Muerte, ¿dónde está tu aguijón? Infierno: ¿donde esta tu victoria?”, y San Basilio el Grande Arzobispo de Capadocia, sumido en el misterio de la resurrección, aclara las palabras del Santo Apóstol Pablo y dice que el Señor Jesucristo se entregó a Sí mismo a cambio de la muerte, “la cual nos mantuvo cautivos, siendo vendidos al pecado; y, habiendo descendido con la cruz al hades, rompió los grilletes de la muerte, resucitó al tercer día y abrió el camino para todos a la resurrección de entre los muertos. Él, Cristo el Señor, - dice San Basilio - se convirtió en el Primero de los muertos, en el Primogénito de entre los muertos, para que Él sea todo para todos, primeriando en todas las cosas.”

Admirado por la maravillosa Resurrección de la tumba, el poeta eclesiástico canta: "Señor, cómo naciste de la Santísima Virgen y cómo resucitaste de la tumba, no lo sabemos, pero Te glorificamos como Salvador y Redentor"

Celebrando con él la resurrección de Cristo, también admiramos este gran misterio y cantamos: «Cristo resucitó de entre los muertos, venció con su muerte a la muerte y otorgó la Vida a los que en los sepulcros yacían».

Al igual que los hijos de Israel, quienes mientras cruzaban el Mar Rojo agradecían y alababan a Dios, nosotros hermanos y hermanas y queridos hijos espirituales, a través de la tristeza y la lamentación del Viernes Santo y el Sábado Santo y al encontrarnos en la alegría de la Resurrección, ofrecemos alabanzas a Dios y exclamamos: ¡Gloria a Ti, Señor nuestro Salvador y nuestro Redentor, que nos has librado del poder del pecado, la muerte y el diablo!

En la verdad del Cristo Resucitado, el Cual se apareció a las mujeres que llevaban mirra, a los apóstoles y a otros, ¡en esa verdad nosotros estamos afirmados! El Señor Jesucristo resucitado es el fundamento inquebrantable, no sólo de nuestra fe y nuestra Iglesia, sino de toda nuestra existencia y de todo lo que es. “Si Cristo no hubiera resucitado, ¡entonces nuestra fe sería en vano, nuestra esperanza sería en vano, todavía estaríamos bajo el pecado!”, dice el Santo Apóstol Pablo. En la Resurrección está el significado de todo lo que existe, y sin la Resurrección, todo, incluso la vida misma, no tendría sentido. En la Resurrección del Señor Jesucristo se revela el misterio de la Encarnación del Logos Dios, tanto en relación a Su Nacimiento en Belén y Sus sufrimientos como el Cordero de Dios en Jerusalén, así como todo lo que sucedió no solo en Jerusalén y Judea, sino a lo largo de toda la historia del mundo.

A la luz de la Resurrección de Cristo, hermanos y hermanas, nosotros, nación serbia portadora de Cristo, nos vemos a nosotros mismos y a nuestra historia. Somos una nación afirmada en la Cruz y la Resurrección de Cristo. Con Cristo sufrimos y con Él co-resucitamos.

Toda nuestra historia es portadora de la cruz y la resurrección, ubicada entre el  Gólgota y la Resurrección. El año pasado, celebramos el gran jubileo, el º800 aniversario de la autocefalía de nuestra Iglesia.

En ese jubileo, hemos observado la amplitud, profundidad y altura de nuestra existencia durante los últimos ochocientos años. Este año de la Bendición del Señor, celebramos el centenario de la restauración del estatus de Patriarcado de nuestra Iglesia.

Después del sufrimiento, del Gólgota de nuestra gente y nuestra Iglesia en el siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, las Metropolias y las Diócesis de nuestra Iglesia divididas en los territorios de los imperios y estados anteriores, se unieron en una sola Iglesia Ortodoxa Serbia restaurando así nuestro antiguo Patriarcado de  Pech. Fue una bendición de Dios para nuestro pueblo y nuestra Iglesia por nuestro sufrimiento, hasta entonces sin precedentes, y por la paciencia demostrada.

Puede que el santo mártir diácono Avakum lo haya expresado de la mejor manera cuando, al negarse a renunciar a la fe ortodoxa ante la tortura y la terrible muerte, exclamó: "¡El serbio es de Cristo, y se regocija en la muerte!"

Dios ha bendecido nuestra unidad en la lucha por la victoria de la verdad y la justicia. Por la gracia del Espíritu Santo y por el poder de la fe inquebrantable, esperanza y amor, restauramos el Patriarcado de Pech en toda el área habitada por los serbios ortodoxos, para alegría de nuestros antepasados y para el orgullo de todos nosotros.

Anteriormente, queridos hijos espirituales, como el antiguo Israel, hemos pasado por el Gólgota y los terrores, a través de los mares azules y las profundidades del mar, y luego experimentamos la libertad y la unidad.

Nuestra historia del Gólgota y la Pascua nos dice que nunca, ni siquiera el Viernes Santo, debemos perder la fe y la esperanza en Dios.

¿Acaso 1915 no fue el Viernes Santo en nuestra historia reciente? ¿No fue 1916 el año de nuestra Gólgota albanesa?

¿Y acaso 1917 no se parecía a nuestro funeral en "tumbas azules"?

¡Y he aquí los milagros! El año siguiente, 1918, fue el año de nuestra victoria, nuestra libertad y nuestra resurrección, y 1920 fue el año de nuestra renovación eclesial y espiritual.

Al observar esta maravillosa obra de Dios en nuestra historia, podemos exclamar con el salmista: ¡Eres grande, oh Señor, y tus obras son maravillosas, y no hay una palabra que pueda abarcar todas tus maravillas!

Es realmente un evento milagroso para la liberación y la unificación de nuestro pueblo, que precede a la restauración de la unidad de nuestra Iglesia y nuestro Patriarcado.

A todos nos recuerda inexorablemente la liberación milagrosa de los hijos de Israel de Misir (Egipto), su deambular por el Sinaí y la entrada en la Tierra Prometida. Desafortunadamente, después de todo eso, nos hemos encontrado nuevamente, por nuestra culpa y la de otros, en una crucifixión histórica, y por la gracia de Dios, resucitamos de nuevo ... ¡Y así, he aquí, hasta hoy!

¡Mientras celebramos la Resurrección de Cristo, recordemos, queridos hijos espirituales, a nuestros hermanos y hermanas en nuestro martirizado Kosovo y Metohija!

Oremos por ellos para que el Señor les dé la fuerza para construir su propia salvación y la nuestra por medio del padecimiento de todas las iniquidades y tribulaciones, para nunca perder la fe en la victoria final del Bien, y para creer que el Señor, Dios de misericordia y bondad, está siempre con ellos y con todos los que están siguiendo los caminos de Dios!

Del mismo modo, hermanos y hermanas, recordamos a nuestros hermanos y hermanas en Montenegro que sufren gran iniquidad e injusticia. Las "leyes" sin ley abolieron la verdad y la justicia en Montenegro.

Montenegro, una vez orgullosa y admirable, conocida por su heroísmo, hoy busca quitarle a nuestra Iglesia lo que ha sido suyo durante siglos, lo que todo el pueblo serbio, con sus gobernantes, clero y monacato, construyó y creó.

Los santuarios de Montenegro, muchos de los cuales son incluso más antiguos que la misma Montenegro, son los santuarios del pueblo y en ellos se canta por siglos la Santa Liturgia, gracias a las oraciones de intercesión de San Basilio de Ostrog, San Pedro de Cetinje, de los nuevos mártires que padecieron bajo mano “no-hermana” de nativos perseguidores de Dios y de la Iglesia, y por las oraciones de todos los santos que agradaron a Dios.

¡Recordemos hoy a nuestros hermanos mártires en Siria, Irak y en todo el mundo, que sufren de la injusticia humana y la codicia!

Uno de los países más bellos e icónicos del mundo, Siria, ha sido casi destruido por el mal y la violencia. ¡Recemos hoy por todos ellos y por todos los afligidos para que el Señor los libere de las manos de personas injustas!

Hoy recordamos y saludamos especialmente con el saludo “¡Cristo Resucitó!” a nuestros hermanos y hermanas en Ucrania liderados por su Metropolita Onufriy, a todos los metropolitas, arzobispos y obispos, monacato y clero, quienes son víctimas de la acción no-eclesiástica, no-conciliar y de poder individualizado de nuestros tiempos. ¡Recemos por aquellos que sufren y confiémosles al mismo Cristo Resucitado para que Él los salve y libre de las manos injustas!

Queridos hermanos y hermanas y queridos hijos espirituales: La Pascua de este año la recibimos y celebramos en condiciones difíciles, con problemas que raramente hemos tenido en el pasado. Vivimos en los días de una pandemia que golpeó repentinamente a la humanidad. El mundo entero está afectado y amenazado por un virus. ¿El hombre orgulloso y egoísta de hoy sacará alguna conclusión de ese hecho? ¿O continuará, sin arrepentimiento y sin amor, perseverando en el proyecto suicida de crear su propio paraíso terrenal falso, en el que no hay lugar ni para Dios ni para el hombre como un ser espiritual a imagen de Dios?

Ante tal adversidad, debemos hacer todo lo posible para ayudarnos a nosotros mismos y a los demás, comprender y apoyar los esfuerzos y programas de las Instituciones competentes de Salud, Saneamiento y Gubernamentales que están trabajando arduamente para protegernos de la infección.

Esto puede ser difícil para nosotros en este momento, pero debemos aceptar y apoyar todo lo que es para el beneficio común, y subordinarnos a este beneficio, con nuestro ser y nuestro comportamiento.

¡Sobre todo, pedimos al Señor Dios que nos libere de esta epidemia y peligros similares!

¡Nosotros rezamos a Dios, participamos regular y activamente en la Sagrada Liturgia, nos arrepentimos de nuestros pecados y cuidamos nuestra propia salud y la de los demás!

Esta es una oportunidad para que pensemos cuidadosamente sobre nosotros mismos y el mundo entero. ¡He aquí que un virus sacudió y puso de rodillas a todo el mundo y puso en riesgo la salud y la vida de millones de personas!

«¡Humíllate, hombre orgulloso! Dijo Dostoievsky en su tiempo. Su mensaje, podríamos decir, es más relevante hoy que cuando fue dicho.

En la alegría de la Resurrección de Cristo, todos ustedes están en nuestras oraciones, queridos hijos espirituales tanto de su tierra natal como los dispersos por todo el mundo, y saludamos paternalmente a todos con el saludo todo-alegre:

                                                         ¡Cristo Resucitó!

Dado en el Patriarcado Serbio en Belgrado, en la Pascua del año 2020

Por vuestros orantes ante Cristo Resucitado:

ARZOBISPO DE PEC

METROPOLITA DE BELGRADO-KARLOVAC

Y PATRIARCA SERBIO IRINEJ

Metropolita de Montenegro y el Litoral AMPHILOHIJE

Metropolita de Zagreb y Ljubljana PORFIRIJE
Metropolita de Dabro-Bosnia CHRYSOSTOM

Obispo de Sabac LAVRENTIJE
Obispo de Srem VASILIJE
Obispo de Banja Luka JEFREM
Obispo de Budim LUKIJAN
Obispo de Banat NIKANOR
Obispo de Nueva Gracanica-Medio Oeste de EEUU LONGIN
Obispo de Canada MITROPHAN
Obispo de Backa IRINEJ
Obispo de Gran Bretania y Scandinavia DOSITEJ
Obispo de Europa Occidental LUKA
Obispo de Zicha JUSTIN
Obispo de Vranje PAHOMIJE
Obispo de Sumadija JOVAN
Obispo de Branicevo IGNATIJE
Obispo de Zvornik-Tuzla FOTIJE
Obispo de Mileseva ATANASIJE
Obispo de Budimlje y Niksic JOANIKIJE
Obispo de Düsseldorf and Germany GRIGORIJE
Obispo de Ras y Prizren TEODOSIJE
Obispo de EEUU Occidental MAXIM
Obispo de Gornji Karlovac GERASIM
Obispo de EEUU Oriental IRINEJ
Obispo de Krusevac DAVID
Obispo de Slavonia JOVAN
Obispo de Austria y Switzerland ANDREJ
Obispo de Bihac-Petrovac SERGIJE
Obispo de Timok ILARION
Obispo de Nis ARSENIJE
Obispo de Australia y New Zealand Metropolia SILUAN
Obispo de Buenos Aires Sur y Centro América KIRILO
Obispo de Dalmacia NIKODIM
Obispo de Osek-Polje y Baranja HERUVIM
Obispo de Zahumlje y Hercegovina DIMITRIJE

Vicario Obispo de Moravica ANTONIJE
Vicario Obispo de Remezijan STEFAN
Vicario Obispo de Mohac ISIHIJE
Vicario Obispo de Diokleia METODIJE

ARCHIDIOCESIS ORTODOXA de OCHRID:
Arzobispo de Ochrid y Metropolita de Skoplje JOVAN
Obispo de Polog y Kumanovo JOAKIM
Obispo de Bregalnica MARKO

Vicario Obispo de Stobi DAVID

Traducción de la Diócesis de Buenos Aires, Sur y Centro América de la Iglesia Ortodoxa Serbia

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